correo@jovenesnucleares.org

Chernobyl (8/10): Un paseo por la ciudad de Prypiat

Dentro de la zona de exclusión, a unos 2 kilómetros de la central nuclear de Chernóbil se encuentra la ciudad de Prypiat, construida en 1970 para alojar a los trabajadores de la planta y sus familias. Debe su nombre al río que la bañaba, que se utilizaba para la refrigeración de la central. La ciudad se llamaba oficialmente Atomograd ("La ciudad de los científicos y trabajadores atómicos") la novena de este tipo en la URSS.

En la localidad llegaron a vivir 50.000 personas según datos proporcionados por el guía que nos acompañaba. Prypiat es actualmente una ciudad abandonada, en la que el silencio se ha apoderado de las calles vacías, en la que actos de pillaje se han ido perpetrando desde que la ciudad fue evacuada, unos días después del accidente y sin previo aviso. En un principio, las autoridades informaron a la población de que la evacuación sería temporal y que sólo debían llevar consigo ropa y enseres necesarios para una semana, tiempo que estarían fuera de sus viviendas. Desde entonces, nadie ha regresado.


Fotografía 8: Centro Cultural

Cuando se entra en la ciudad, después de pasar por el punto de control, una simple barrera custodiada por un policía, al principio de lo que parecía ser la entrada a la calle principal, se puede observar cómo la vegetación se ha ido apoderando del lugar. Los bloques de pisos situados a un lado de la calle que va hacia la plaza principal y los vehículos que se podían percibir entre los árboles y matorrales son, sin embargo, el testimonio de que la vida en la ciudad era comparable a la de cualquier otra. Las farolas, todavía enarboladas en lo alto con la hoz y el martillo, se escondían entre restos de óxido y maleza.  

Al bajar del autocar, en la plaza principal, el guía insistió en que era necesario evitar el contacto con cualquier objeto. La delegación de JJNN fue dirigida a un centro cultural que fue en su época el testimonio de la arquitectura mayestática soviética y que mostraba un estado de abandono absoluto. Las distintas salas por las que se pasa antes de llegar al gimnasio contienen reminiscencias del comunismo con bibliotecas llenas de libros sobre Lenin y Stalin en las estanterías, cuadros de las figuras de los dirigentes soviéticos, carteles y pancartas con la hoz, el martillo y otra iconografía socialista. A través de los ventanales sin cristales del gimnasio se puede observar el parque de atracciones donde, al fondo, la noria permanece en pie, junto a la atracción de los autos de choque completamente invadida por la maleza.

Después de recorrer todo el Palacio de la Cultura los asistentes regresaron a la plaza principal, y desde allí partieron de vuelta a la central con el sentimiento de haber dado un salto a una época pasada.